
Entrevista Nº 1
“Conozco a Juan desde 4º de primaria, teníamos nueve años. Nuestro primer encuentro fue cuando me fui por primera vez a reforzamiento en colegio, me sentía súper mal por ello. Juan se sentó a mi lado y comenzó a charlarme, consolándome acerca de mi dolencia por estar en reforzamiento. Desde ese entonces, comenzamos a vernos muy seguido, se volvió mi mejor amigo.
En 6º de primaria, Juan se cambió a mi curso, al paralelo B. Ese momento me di cuenta de que era una persona extremadamente especial para este mundo. Incluso para ser niños, el Juan ofrecía demasiado como persona. Sus consejos, su forma de pensar, su forma de ver la vida, sus bromas… era increíble. Ambos eras inseparables, manejábamos bici, nos charlábamos… amábamos a los animales. Cada noche que veíamos Animal Planet nos llamábamos para comentar acerca de los animales que habíamos visto.
Lo mejor que me ha ofrecido el Juan fue su incondicionalidad, siempre que necesitaba a alguien, él estaba allí, siempre. Si tenía un problema, si necesitaba de algo, estaba allí siempre. El Juan ha sido un hermano, es un hermano, no podría llamarlo amigo porque ha sobrepasado el nivel de amistad que una persona podía otorgar, ha sido quien me ha hecho sentir la persona más amada en toda la tierra. Daba todo por sus amigos en verdad.
Ha sido tan especial, ha sido una amistad pura… sus consejos, su apoyo, tan sencillo. Él podría haber sido el perfecto jailón, podría haber hecho lo que quisiera, pero siempre fue una persona sencilla. Incluso de pequeño, era tan sencillo que despertaba para ir al colegio, y a veces llegaba con la parte de arriba de su pijama.
A Juan le encantaban los animales, los amaba desde pequeño, y de niño quería hacer algo que tuviera que ver con animales. Su sueño era irse al África, quería conocer esos animales que tanto le gustaban, como los leones que eran sus preferidos. Además quería hacer algo por la gente, no era ningún tonto, no era una persona que aspiraba a tener mucha plata o tener un buen auto o tener buenas minas, para nada. El Juan era un chico que siempre se preocupaba porque cambie este mundo, quería ayudar, de algún modo pero quería ayudar, quería ser profesional. Estaba feliz en la universidad. Por primera vez le estaba yendo muy bien en clases, en sus materias le iba muy bien.
Mi vida después sin el Juan… no se puede… no se puede describir su ausencia, el vacío. Es algo que solo se entiende cuando se vive. No he dejado de sentir felicidad, siento que tengo que sentirme mucho más comprometida con las cosas que quiero hacer o mucho más feliz. Esto me ha demostrado que hay mucho por hacer, hay mucho más por delante. Pero el vacío es increíble, uno se la pasa esperando sus llamadas, esperando sus chistes, esperando su compañía… todos los que hemos sido cercanos a él, nos ha demostrado que estaba siempre pendiente de nosotros. El Juan tenía un tipo de amor muy especial, todo amor único… pero el suyo, era un amor que realmente llenaba el corazón.
Yo no tengo rencor… creo que no debemos tener rencor. El que vaya a juzgar a aquel que le quitó la vida va a ser Dios. Más allá de que recibe castigo o no, si el culpable sale, él va a seguir haciendo este tipo de cosas. Y no es solo por el Juan, el hecho de que haya sucedido algo así, que no puede ocurrir… es enfermo, es desquiciado, ¡es loco! Se tiene que frenar, tiene que parar. En verdad espero, no con rencor, no con maldad, sino por el amor que tengo al Juan y por el amor que tengo al mundo, que una persona así, aprenda, aprenda de sus errores. Y si tiene que aprender estando en la cárcel, tiene que estar allí… si tiene que aprender pasando su vida pensando en lo que ha hecho, tiene que hacerlo. Y espero que todas las personas que están involucradas en esto estén concientes de que esto le puede suceder a sus hijos, a un pariente cercano o a alguien que aman. Es tal vez utópico pensar que este hombre va a reflexionar acerca de sus acciones, espero que esto le enseñe algo… que no puede llevar mal en su vida”. |